Romanones

Romanones

Breve historia

Durante la edad media, esta villa fue aldea del alfoz de la ciudad de Guadalajara. En 1560 los vecinos compraron al rey Felipe II el derecho de villazgo. Romanones fue adquirido en el siglo XVII, junto a Irueste, su población vecina, por Juan Morales Barnuevo, quien la convirtió en villa de señorío.

Qué hacer en Romanones

Ruta del Barranco de la Casilla

Ruta de tipo circular, que tiene una distancia de 12.4 kilómetros y podremos completar en unas tres horas y media. La ruta se puede realizar en cualquier época del año.

Comenzamos la ruta desde la plaza de Romanones, para continuar por la calle principal que cruza el pueblo hasta alcanzar el cruce con la calle La Presa, donde giraremos a la derecha y continuaremos por esta calle para después, coger un camino que es prolongación de esta. Seguidamente, atravesamos el puente por donde cruza el arroyo de San Andrés. Seguimos unos 50 metros y de la curva del camino aparece la senda del barranco de la Casilla, que continua dirección sureste subiendo.

Al llevar el primer kilómetro de la ruta, la senda atraviesa el cauce del barranco y sube fuertemente, ahora hacia el este cruzando un bosque mixto de encinas y pinos.

A los 2.2 kilómetros de recorrido, la senda sube a la meseta y desaparece por completo. Por lo que seguiremos hacia el este unos cien metros más, hasta encontrar un camino que tiene dirección norte-sur y que continuaremos por la derecha al sur.

Cuando llevemos ya 3.2 kilómetros de la ruta, alcanzamos un cruce, en el que seguiremos por la izquierda, por el camino del Lobo. Unos 100 metros más para delante, en una curva cerrada, la pista gira al oeste, pero nosotros continuamos al sureste por una senda antigua que bordea un terraplén. Los vecinos de Tendilla denominan a esta senda como el Camino de Romanones.

La senda desciende con poco desnivel al principio, más adelante se encajona en una especie de callejón y comienza a bajar bruscamente, abriéndose en grandes perspectivas sobre el valle de Tendilla y el arroyo.

La senda alcanza Tendilla a los 6 kilómetros desde el inicio. Podemos visitar el pueblo y comer para coger fuerzas en cualquiera de sus establecimientos. La vuelta a Romanones empieza desde el mismo lugar por el que hemos entrado a Tendilla. Pero rápidamente abandonaremos “el Camino de Romanones” para continuar por la izquierda unos 50 metros, y atravesar una vaguada de la que sale enseguida la “senda de las Cabras”. Esta senda sube a la meseta. Cuando acabamos de ascender, la senda sigue por el norte durante un kilómetro, hasta llegar y cruzar una pista. Unos 700 metros más delante de cruzar la pista, seguimos por el oeste dejando un camino a la derecha, hasta alcanzar otra senda, el viejo camino del Lobo, que baja bruscamente con impresionantes vistas de los valles del Tajuña y de San Andrés. La senda gira hacia al norte y sigue descendiendo. Esta parte, por sus vistas, es la mejor de la ruta.

Cuando terminamos de descender, abandonamos la pista por otra que baja hacia el noroeste, hacia una próxima pista, poco tiempo después nos aparece por la izquierda otra pista que en menos de un kilómetro llega hasta Romanones junto al polideportivo y el depósito de agua, terminado así nuestra ruta.

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